Madeira es una de las dos islas que conforman este
archipiélago ultra periférico del estado de Portugal, en el Océano Atlántico.
Su principal fuente de ingresos es el turismo de ahí que haya apostado por una
obra de semejante envergadura para mejorar sus conexiones aeroportuarias con el
resto del mundo.
La pista anterior tenía una longitud de 1600 metros cuando
fuera inaugurado el aeropuerto en los 60, tras un accidente en 1977 se realizo
una ampliación de la pista con 200 metros más de longitud.
En el año 2000 se realizo la nueva ampliación de dicho
aeropuerto, entre otras razones por el crecimiento del tráfico y las exigencias
de mayores longitudes de pista para las nuevas aeronaves comerciales así como
las dificultades de turbulencia en sus aterrizajes y despegues.
Uno de los grandes problemas a resolver para futuras
ampliaciones de pista era el cómo poder ampliar la pista sin tener terreno
físico, ya que el aeropuerto se sitúa en una difícil orografía paralelamente a
la costa, por ello se decidió realizar una ampliación de la pista sobre una
superficie porticada asentada en terrenos ganados al mar.
La imponente obra de ampliación consta de 180 pilares que
constituyen una superficie porticada construida parcialmente sobre el mar que soporta la pista de aterrizaje, cada
pilar tiene un diámetro de 3 metros y una altura máxima de 70 metros. Con esta
nueva ampliación la longitud de pista paso de los 1800 metros a 2781 metros.
Con esta nueva longitud ya está capacitado para recibir vuelos de aviones
Boeing 747.
Bajo la zona porticada transcurre una autovía y también se encuentra el parking del
aeropuerto.
Este monumento de la ingeniería recibió en 2004 el premio
Oustanding Structures Award, otorgado por la Asociación Internacional de
Puentes e Ingeniería Estructural.